martes, 1 de octubre de 2013

CÓRDOBA

Porte elegante el del sombrero cordobés, haciendo gala de la Ciudad que nombre le da. 
Calles, callejas y plazuelas blancas, adornadas de tiestos colgantes, azules añil y coronados por flores muchas. 
Se mira cada noche en las aguas del Guadalquivir para dejar llevar su esencia lentamente y refrescar sus calores, que son muchos. 
Bellos naranjos adornan la estampa del Califato, dormido en el tiempo y cubierto por las tejas que los árabes dejaran y aún respetaran los cristianos en comunión con la estrella de David. 
Paseando entre sus muros respiré historia,  enseñanza de lo que verdaderamente somos, mezcolanza de la natura, sin importar ideología y creencia… 
Gentes amables y curtidas en convivencia milenaria la pueblan. 
¿Qué tendrá esta sobria y muda medina que tanto me atrae?.
¿Qué extraño embrujo se apodera de aquel que respira sus aires?.
 En su judería las gitanas me leyeron la mano…, 
me mostraron mi pasado, mi presente y mi futuro…, 
el primero lo conocen quienes en él me acompañaron, el segundo yo…, y el tercero…, sólo Dios. 


Mariano García 


Octubre de 2013